Planes, metas, expectativas y sueños. Todos los años a 31 de diciembre en los festejos y ceremonias de cierre y bienvenida de año algunas personas hacen planes, se trazan metas, crean o vislumbran expectativas. Otras sencillamente esperan lo que el destino les traiga. Siempre se ha pensado que los primeros son los que lo hacen mejor. Los que tienen claro lo que quieren en la vida. A los segundos siempre se les ha criticado por su falta de visión.
Sin embargo, este año 2020 nos trajo una gran sorpresa. Este ha sido el año del dos en uno. De una manera brusca y bestial en el mes de marzo todos quedamos en el segundo grupo. El COVID 19 llegó a desbaratarnos el paseo. Murieron planes, expectativas, metas, sueños, deseos. Murieron tantas cosas. Y la incertidumbre empezó a reinar. La gente hizo duelo. Hubo llanto, desconcierto, desespero.
«No podemos elegir nuestras circunstancias externas, pero siempre podemos elegir cómo respondemos a ellas»
Epicteto
Todo lo que nos habíamos propuesto estaba hecho añicos. Los gobiernos dictaban medidas de emergencia. Se escuchaban opiniones muy diferentes unas de otras. Tan variadas. Por todos lados surgían versiones diferentes de que debía hacerse y lo que no debía hacerse. El pánico cundía. Cientos, miles de muertos alrededor del mundo. Algunos habíamos visto con cierta desprevención lo que estaba pasando alrededor del mundo, pero la realidad nos chocó. Y fuerte.
Buena parte de la población acató las medidas de aislamiento. Otras no lo hicieron. No aceptaban la idea de cambiar su cotidianidad. El virus siguió propagándose y llevándose a su paso vidas, negocios, empleos, trayendo aún más desolación.
Poco a poco la nueva realidad empezó a ser aceptada. Empezaron a surgir nuevos desafíos. El deseo y la voluntad de salir adelante nos hicieron construir un nuevo 2020. Empezamos a ajustar nuestro propósito. Día a día nos abrimos a implementar nuevas alternativas para nuestras metas. Comenzamos a ver con nuevos ojos nuestro papel en medio del caos. Abordamos las cosas de manera diferente. El fuego empezó a transformarnos. A moldearnos, como hace con los rígidos metales. A limpiarnos, como hace con el oro.
Y es que esta nueva realidad ha sido para mí y tal vez para ti una experiencia profunda. Una exploración interior. Un reinventarse que, aunque trillado el término, encierra cabalmente lo que ha sido este proceso. Quién no se reinventó a tiempo, Aún tiene tiempo para resurgir como el Ave Fénix. nos queda un tiempo igual al que hemos vivido este año de nuevas realidades.
Y es que insisto en que ha sido una experiencia profunda. Para cada uno de nosotros ha habido una realidad diferente. Muchos han perdido sus trabajos. También muchos han perdido familiares y amigos. Han visto cómo las oportunidades las relaciones los negocios que construyeron a lo largo de sus vidas han desaparecido de súbito. Aquello que tú querías, aquello que yo quería, Sencillamente cambió.
Ahora bien, ¿El mejor o el peor año de tu vida? Ya hemos dicho que no tenemos poder para elegir las circunstancias que debemos vivir, pero claramente si tenemos poder de elegir cómo respondemos ante ellas. Dice Jim Rohn que es la colocación de las velas, no la dirección del viento lo que determina el camino en que vamos.
Entonces, tú tienes el poder decidir si este será tu mejor otro peor año. lo cierto es que ha sido una experiencia única. Hay que aceptar esta nueva realidad en donde cada día lo vivimos sin precedentes. Dónde podemos construir a partir de ahora, si no lo estás haciendo ya, el mejor año de nuestras vidas. Un tiempo en que lo que ha sido construido, se ha hecho día a día y sin planificarlo. A puro pulso. A fuerza y tenacidad. Atreviéndonos. Aceptando la nueva realidad.
Se acerca el fin de año. ¿Cómo eliges estar? ¿cómo eliges sentirte? Creo que esta vez con más razón sería sano hacer una evaluación. Este fin de año tenemos que evaluar ver como empezaste y cómo terminaste. A ciento cuarenta y cinco días del 31 de diciembre hay que hacer todo lo posible para aprovechar las oportunidades qué esta nueva realidad nos ha traído.
Otro beneficio que alcanzo a percibir es el que al dar lo mejor que cada uno tenemos estamos haciendo un mundo mejor. Un nuevo mundo en el que seamos más responsables con lo que nos rodea. Debemos tener mayor sentido de colectividad y ser conscientes de la Interdependencia y necesidad de los unos con los otros
Hay que explorar nuevas posibilidades, ser creativos, responder adecuadamente a las situaciones, con diligencia, buen ánimo y mente abierta. Hay que sacar nuestra mejor versión. A fin de año tenemos que evaluar cómo lo logramos y sentirnos orgullosos del camino transitado. Orgullosos de haber dado nuestro mejor esfuerzo.
Finalmente, hay que ser agradecidos en medio del dolor que podamos haber experimentado los cambios por las pérdidas por las carencias tenemos que reconocer que todavía seguimos vivos que tuvimos la oportunidad de crear una segunda parte para este año y para nuestras vidas. Las cosas no van a volver a ser cómo eran antes. Quizá tampoco a ser como son ahora. Serán muy diferentes. Algunos trabajos desaparecieron para siempre. Otros se han creado. Y se crearan más. El mundo que teníamos en la cabeza se transformó para siempre. Entre más tardes en aceptar esta nueva realidad menos posibilidad vas a tener de pararte firme y emprender.
Hasta aquí Dios nos ha ayudado. Hemos tenido un techo, alimentos, y hasta salud en medio de una pandemia. Hasta aquí Dios ha metido su mano poderosa por nosotros
Debemos agradecer el tiempo en que vivimos. tal vez diez, quince o veinte años atrás las pérdidas de vidas hubieran sido aún mayores. Las pérdidas de trabajos, de negocios, de oportunidades estuvieran multiplicadas a la n potencia.
Hoy vivimos un mundo en donde todo lo tenemos al alcance. Donde con lo que sabemos podemos hacer la diferencia. No lo olvides. Agradece, si no lo has hecho ya, por qué estás vivo, por qué estás leyendo estas palabras, por qué tienes cada día una nueva oportunidad para hacer frente a esta nueva realidad.
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Simplemente es tiempo de desactivar el piloto automático y reconocer que muchas cosas que pensábamos que estaban bien, realmente no lo estaban. Lo único seguro es que Dios tiene el control de las cosas y él si sabe lo que realmente necesita nuestra vida.
Así es Saint. Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas. Sin embargo, la confianza que tenemos en que Dios tiene el control no solo nos alienta y tranquiliza. También nos da seguridad. Y todo entonces va tomando forma, confiando y dando pasos hacia adelante.
Magnifico como siempre, Jaime!!
Este 2020 nos trajo sorpresas y en mi casi particular fueron muchas.
Cuando nos enviaron al confinamiento, acaté la orden y pensé, que trabajar desde la casa no se me iba a dar. A la semana, ya había establecido mi nueva normalidad, y lo mejor: Me había gustado!!.
Después vino mi cirugía de emergencia, 10 dias en el hospital. Esta cirugía trajo consigo una nueva manera de vivir para mi, y por lo tanto debería trabajar desde casa. Que buena suerte la mia, ya lo estaba haciendo hace dos meses. Y que la compañía lo estaba permitiendo. En otras circunstancias, me hubiera tocado aplicar por un seguro suplementario, para poder suplir mis ingresos. Nuevamente, que buena suerte tengo,
Lo que viene del 2020, una nueva cirugía, pero ya he aprendido que algo mejor se avecina.
Saludos Jaime. Un abrazo!!!
Yo
Gracias Robe! Pienso, y me identifico contigo en la visión. Algo mejor se avecina. Creo que el hecho de que estemos abiertos a aprender, a seguir aprendiendo cada día, a poder adaptarnos a lo que sea que venga, a tener la mente abierta y la actitud correcta ha traído felicidad a nuestras vidas. Estoy seguro que la misma aumentará con, y como, los años.
Un abrazo!
p.s. Espero que estén disfrutando del caldero y los baja ollas
Esta situación temporal a todos nos ha tocado de alguna manera, en lo personal aunque no me ha faltado el trabajo gracias a Dios, si he tenido días para pensar muchas cosas, días en los que me lleno de incertidumbre, especialmente por el futuro de mis hijos. Pero como a mi me gusta mucho la historia, y evidencio que lo que estamos viviendo en medio de esta pandemia, no es ni de cerca lo que vivieron nuestros antepasados, en medio de guerras, hambrunas, persecuciones, luchas para conseguir agua potable o un poco de pan, para conseguir un abrigo o un par de zapatos para protegerse del frío. Pienso que nos estábamos mal acostumbrando a vivir una vida tan cómoda, que no nos permitía interesarnos por el bienestar del otro, por cuidar y ser agradecidos por lo que tenemos. Gracias al COVID nos unimos más como familia y nuestros corazones se llenaron de buenas esperanzas.
Esta es una crisis que nos sacudió nuestra comodidad, nuestro no importarnos el bienestar del otro mientras yo esté bien. A mi me gusta leer mucho sobre historia y eso me hace reflexionar que esto que estamos viviendo en medio de la pandemia, no es nada comparado con lo que vivieron nuestros antepasados en medio de guerras, de hambrunas, de no tener ni siquiera un par de zapatos o un abrigo con que protegerse del frío y tener que esconderse para conseguir un poco de pan (El hombre en busca del sentido de Victor Frankl "todavia tenemos la capacidad de elegir ante un conjunto de circunstancias"). Este es un tiempo para cuestionarnos hacia donde íbamos, los que ganen con esta crisis serán los que se detuvieron y ajustaron las velas hacia la dirección correcta, los que no perdieron la esperanza, los que cambiaron sus malos hábitos o los habitos que creían que eran buenos, los que reconocieron que el agradecimiento por lo que tienen es suficiente para ser felices. Yo gané un hogar más unido, compartir tiempo valioso con mis hijos, con mi esposo, unirme mas con mi familia y cuidarnos los unos a los otros, recordar que el bienestar del otro debe ser prioridad. Estamos en manos de Dios. Gracias señor Jaime por tan hermosa reflexión.
Sin palabras. Que enriquecedoras palabras Sixta. Estoy seguro que tu reflexión va a servir a cada uno de los que tengan la fortuna de leerla, tal como lo ha hecho conmigo. Dios te bendiga, a ti y a los tuyos. Saludos a Cristian.
Mi conclusión es que ha sido un buen año, con sus pérdidas y temores, pero hemos sentido la clara presencia y el Amor de Dios en nuestras vidas, la unión de nuestras familias, la necesidad de desacelerar nuestras rutinas y pensar más en lo elemental.
Buenas reflexiones gracias por compartirlas.
Gracias Amanda por tu aporte. Te confieso que para mí ha sido uno de los mejores años que he vivido. He podido agradecer diariamente a Dios por su misericordia, cuidado y amor, por el sustento y cuidado con que me ha guardado a mi a los míos. He podido disfrutar el tiempo de la mesa, el saber que hacen mis hijos y mi esposa. Que ellos conozcan lo que hago. y disfrutar de las pequeñas cosas, del bullicio de los pájaros, de los amaneceres y atardeceres en el balcón. Un abrazo .
Al inicios de este duro desafío, llegó está frase a mí: " La fe es esperanza en movimiento". Pensé, solo con mucha fe puedo vencer mis miedos y seguir optimista en mi quehacer docente y en mi hogar. Mantener una actitud positiva para transmitir y dar esperanzas a los que me rodean, se convirtió en un propósito, en un motivo.
Cada noche evaluó este propósito y
lo veo reflejado en actitudes y progresos que hemos tenido todos. Todo ha representado para mí, un nuevo y enorme aprendizaje, un tiempo gratificante al lado de los míos, un estudio permanente para motivar a los chicos a la autonomía y conciencia; valores tan necesarios en la actualidad.
Estar en movimiento para buscar estrategias, formas diversas de enseñar y entusiasmar a los chicos hacía el aprendizaje; hay que moverse, quedarse estático manteniendo la zona de confort puede dejarte relegado, aislado y más aún, se pierde la oportunidad de crecer en medio de esta pandemia.
Sabias palabras Damaris. Tomaste y te llenaste de lo mejor. Esa fe que nos permite caminar en la oscuridad sabiendo que vamos camino a la luz. Me identifico mucho con lo que nos compartes. Los maestros llevamos dentro ese propósito y esas inquietudes. No cejes en tu esfuerzo. El mundo necesita mas personas como tu.