El ser agradecido nos regala una vida tranquila, buena y llena de plenitud. Pero hay un factor que juega en contra del agradecimiento. Y es que los seres humanos en general tenemos mala memoria. Especialmente para recordar de donde venimos, las cosas que hemos pasado para llegar donde estamos. Es claro que olvidamos esos eventos importantes que llamamos vida por encontrarnos sumidos en los eventos del día a día. No hago una apología de vivir en el recuerdo, ni digo que todo tiempo pasado fue mejor. Pero hay cosas que debemos recordar, por ejemplo, el ser agradecidos
Estarás de acuerdo conmigo que es mucho más fácil recordar una ofensa que agradecer un favor. También estoy seguro de que como yo crees que debemos ser agradecidos no solo con aquellos que han hecho algo por nosotros sino con la vida misma.
Y es que tú y yo hemos sido afortunados. Cierra los ojos y piénsalo. ¿Tienes o no motivos para agradecer estar vivo? Con mieles y con los momentos amargos has vivido una gran vida. ¿o no? Y no digo que sea perfecta. Pero si perfectible. Es decir, tu tienes el poder de cambiar aquellas cosas que consideras que pueden hacer ti vida mejor. Pero ese es otro tema.
Para desarrollar el agradecimiento en nuestras vidas es preciso saber de dónde venimos, que tuvieron que pasar nuestros padres y abuelos en sus vidas para que hoy estemos donde estemos. Eso te da perspectiva
Eso lo tiene muy claro el pueblo de Israel. Hago una comparación para entrar en terreno común. En mi familia, el conocimiento de nuestros ancestros es limitado. Hay piezas sueltas, historias de tíos, 2 o 3 árboles genealógicos de algunas ramas familiares que decidieron consignarlos para las futuras generaciones, pero que va quedando truncada a medida que avanza el tiempo y crece la familia. Eso no sucedió ni sucede con el pueblo judío.
Ellos tienen claro de vienen, y lo que han vivido, desde los tiempos del Moisés de la Biblia. Y se aseguran de que sus hijos, y los hijos de sus hijos lo conozcan también. Ellos conocen al dedillo como el Mar Rojo se abrió en seco para que el pueblo hebreo saliera de la esclavitud de siglos en Egipto. Y de generación en generación se vienen contando las maravillas que hizo su Dios durante ese recorrido y lo que venía por delante.
¿Qué haces cuando ves tanto milagro junto? Pues, cantas y brincas de la alegría como aparece narrado en el capítulo 15 de Éxodo. Ese pueblo estaba agradecido con Dios por el favor recibido. Pero seres humanos, al fin y al cabo, la efervescencia y la euforia duran poco. A los pocos días se estaban quejando del menú y de las condiciones del desierto por donde transitaban.
Y aquí empieza nuestra lección. Nos la da Dios cuando instruye a Moisés para que ese pueblo erigiera un monumento elevado que sirviera de señal y recordara el evento para los que lo vivieron y para sus futuras generaciones. Les pidió que cada una de las 12 tribus llevara una piedra grande y las colocara en ese lugar especial. Un símbolo para que recordaran de donde habías sido sacados y por quien. Un recuerdo de que Dios estuvo con ellos en e pasado y los acompaña también hoy.
Me atrevería a afirmar que tú, así como yo y como el pueblo hebreo, has sido objeto de cientos de milagros en tu vida. Esas cosas inexplicables que te han sucedido, por los que te sentiste eufórico y cantaste y bailaste también, y que hoy casi no recuerdas. ¿Cierto? Eventos que te maravillaron en su momento, que seguramente agradeciste pero que no tal vez no recordaste mas adelante en algún momento de angustia, de problema o dolor.
Cuando tú y yo, tal como hizo el pueblo judío entonces, erigimos un monumento de agradecimiento a Dios por lo que ha hecho en nuestras vidas estamos colocando la piedra que nos recuerda que Dios está con nosotros. Estoy hablando de monumentos virtuales, de significado. Estoy hablando de tatuar en tu corazón y en tu mente la victoria que te Dios te concedió para que no olvides nunca su favor.
La espectacularidad desaparece por lo que necesitamos algo tangible para recordar. Lo mirarás y recordarás las maravillas que Dios ha hecho antes, y sabes que lo volverá a hacer. Sabes que te va a sorprender nuevamente. Y sonreirás. Entonces la gente te peguntará por qué estas tan contento en momentos tan difíciles. Te preguntaran por qué no tienes miedo, por qué puedes sonreír y ser optimista en medio de las dificultades.
Entonces, hay que hacer un inventario de las cosas que recordamos. Mantener las cosas por las que estas agradecido. Las otras al archivo. Es aquí donde radica la diferencia que te permitirá ver la vida con otros ojos, con otra actitud.
Y es que tenemos una tendencia natural hacia recordar lo que debemos olvidar y olvidar lo que debemos recordar. Esas heridas, esos recuerdos del pasado, esos símbolos son los que le dan significado al presente. Debemos tener presente que Dios nos dice, y yo le creo a Dios, que a los que le amamos todas las cosas nos ayudan para bien. Y cuando veo en la biblia tantos casos, como el de Abraham, que vio tantos milagros en su vida o el de Lázaro que fue vuelto a la vida después de varios días de muerto, o Zaqueo y Saulo cuyas vidas dieron un giro de 180°, y veo la mía, veo que estamos en igualdad de condiciones. Todo lo que hizo con cada uno de ellos también lo hizo conmigo. Y estoy seguro de que contigo también.
Por estas cuatro razones hay que levantar altares de agradecimiento. Primeramente, porque el saber que Dios usa nuestros infortunios para bien nos da otra perspectiva y, por ende, nuestra actitud va a ser diferente. En segunda instancia, para que recordemos cuan grande es Dios. Mucho más grande que cualquier problema o situación que estemos atravesando. En tercer lugar, para darle la gloria que se merece, para que se sepa que hay Dios en el cielo que actúa en la tierra. Por último, pero no menos importante, para tener la oportunidad de expresar ese agradecimiento y cantar sus alabanzas en medio de las dificultades que la vida nos va a traer o estamos viviendo.
Y es que las tormentas se ven diferentes desde arriba. Los aviones vuelan tranquilamente sobre las nubes negras y debajo de ellos, tal como lo ve Dios, están los rayos, los relámpagos y los truenos.
Cuando somos agradecidos sabemos que Dios abrirá un camino, debemos pues, dar gracias en toda situación. Experimentar una mayor gratitud. Tener consciencia de la presencia de Dios en nuestras vidas.
Una de las cosas que impide que vivamos vidas agradecidas es el hecho de considerar que tenemos derecho a todo, que nos merecemos x o y cosa, Que nos merecemos todo. En realidad, no nos merecemos nada, no tenemos ese derecho que creemos tener. Estoy hablando en un sentido elevado de la vida. No hablo de nuestros derechos fundamentales. Hablo de que, si toda buena cosa viene de Dios, entonces ¿qué he hecho yo para ser diferente y merecerlo? Es un regalo, una dadiva. Y los regalos se agradecen. ¿cierto?
Entre más te sientas con derecho menos agradecido serás. La gratitud requiere que haya habido un beneficio, y por supuesto, un benefactor.
Algunos hombres de Dios, entre ellos Dante Gebel un predicador argentino, explican que la ingratitud es el pecado original. Ser agradecido es un mandamiento. Es decir, vivir en el paraíso y perderlo todo por el fruto de un árbol. Nos parecerá extraño y tal vez hasta hay en tu rostro una mueca o una sonrisa en este momento. Pero no lo vemos así cuando en lugar de ser agradecido por el carro que manejamos estamos inconformes deseando el del vecino o el que nos mete por los ojos la publicidad.
Hoy te invito a ser agradecido en todo momento. A no olvidar las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas. No olvidar la apertura del Mar Rojo y empezar a quejarnos por el maná. ¿Qué pasó con los hebreos ingratos? Dios envió serpientes venenosas al campamento. Esa era la circunstancia. ¿Cuál fue la cura? Subir la mirada a la figura de la serpiente de bronce que Dios le dijo a Moisés que hiciera y colgara en lo alto de un poste en medio del campamento. Mirar hacia arriba, hacia Dios.
¿Qué pasa cuando hoy decimos que la mascarilla no nos deja respirar? – Olvidamos que definitivamente estar entubado es peor. Cuando respirar se convierte en algo sagrado volvemos a ser agradecidos. Porque los milagros de ayer son fácilmente olvidados en las crisis de hoy es que debemos mantener a la mano los recuerdo de las victorias y milagros que Dios ha hecho en nuestra vida. Y contarlos a tus hijos. La valentía se encuentra en ese recuerdo.
Una historia que dibuja claramente lo ingratos y desagradecidos que podemos ser es aquella que aparece en la biblia y da cuenta de 10 leprosos que claman a Jesús por sanidad. La lepra es una enfermedad de que creo a nadie le gustaría padecer. De hecho, en esos tiempos, y para ese pueblo las personas que la sufrían eran consideradas inmundas y debían mantenerse apartadas de todo y de todos. No tenían vida. Solo sufrían, en sus carnes, la terrible enfermedad. Solo los sacerdotes podían “purificarlos”.
Jesús responde al clamor de los 10 indicándoles que se presenten ante el sacerdote. Todos salen raudos tras su sanación. La cual, finalmente obtienen. Los diez recibieron el milagro de quedar limpios de la lepra. Pero solo uno regresó a agradecer a Jesús. Esto es real. Nueve de cada diez personas sufrimos ingratitud. Solo el 10% es agradecido. Al ingrato hasta las bendiciones le son cargas.
No hay desanimo en un corazón agradecido. El agradecimiento disipa los temores. El camino hacia una vida mejor tiene un letrero que dice GRACIAS. La actitud hacia la vida de un hombre o una mujer agradecida es de confianza, de tranquilidad, de seguridad, nunca de temor ni dudas. Sabe que el poderoso Dios que actuó antes, lo volverá a hacer ahora.
Recuerda ver las cosas como Dios dice que son. Eso te mantendrá con la actitud correcta. No olvides que tenemos la opción de quejarnos o de ser agradecidos. Yo escojo ser agradecido.
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La gratitud nos llena de vida.
¡Definitivamente!
Los seres humanos debemos agradecer a Dios, en cada lugar y en cada momento por todo.
Así es Victor. Es el camino a una vida mejor.
El ser gradecidos nos abre las puertas de nuestro mundo interno cada día, nuestro nivel de conciencia se eleva y donde otros ven quejas., nosotros vemos bendiciones., eso nos permite crecer como personas. Mis saludos y felicitaciones por tan interesante tema.
Gracias Luis. Así es. Elevamos nuestro nivel de conciencia y se genera una visón, una óptica diferente. La actitud ante la vida es otra cuando somos agradecidos. Gracias por tu visita.
Que bendición es poder agradecer, hacerlo por amor y no por obligación, partiendo que hasta despertar y apagar la alarma ya es un hecho que debemos agradecer y algo tan simple que pasa desapercibido para muchos.
Muchas gracias por esto, necesitaba leer algo así el día de hoy.