El valor de una bocanada de aire.
¿Por cuánto comprarías una bocanada de aire? ¿Qué cosas harías por esos 5 o 6 litros de oxígeno que necesitas para tener un minuto más de vida? ¿Qué cosas nuevas harías? ¿De qué te desprenderías? ¿A qué te sabe la bocanada de aire que estás tomando ahora?
¡César, los que van a morir te saludan!
Esta sencilla frase no deja de retumbar en mi cabeza. Los gladiadores del circo romano entraban a luchar por su vida, batiéndose a muerte una y otra vez, viviendo ese día, cada instante con una intensidad de locura. Lo única posesión que tenían esos hombres era su vida. Ese día, en el que su corazón galopaba a 100 kms para sacar adelante su propósito de vida. ¡Permanecer vivo! Hasta esa última batalla en la que dejarían toda su sangre en la arena.
¿Por qué hemos olvidado que nosotros también libramos esa épica batalla diaria?, o deberíamos estar haciéndolo. De lo contrario, ¿Qué sentido tiene la vida?
La filosofía estoica tiene como uno de sus pilares fundamentales la claridad, la certeza de la muerte. “Memento Mori”. Recuerda que morirás. Y esta es una frase se convierte en hito orientador, en una brújula que le da norte al accionar del estoico. El tener presente que en algún momento su vida acabará lo coloca en perspectiva para vivir con intensidad y de acuerdo con su propósito en esta vida.
El cristianismo también nos enseña que no somos de este lugar, que estamos de paso, que somos peregrinos. De igual manera, el recordar que somos polvo y volveremos a polvo, debería ser motivo suficiente para vivir vidas intensas, coherentes y llenas de propósito y servicio.
Lo único que tenemos los cristianos, los estoicos, los gladiadores es este día. Lo que vas a ser con él depende de ti, pero recuerda somos frágiles y vamos a morir.
!Cuan frágiles somos!
Para nosotros, en este lado del mundo, marzo del 2020 dejó claramente expuesta nuestra fragilidad. En el mundo entero ya se sentía el golpe invisible, pero letal, que hoy amenaza con su látigo a la humanidad. Quedó en evidencia nuestra fragilidad. No se hizo distinción de raza, credo o género, ni convencionalismos como nacionalidades o clases sociales.
El escepticismo, la ignorancia y también la indiferencia le abrieron la puerta a un enemigo que aún no conocíamos. En nuestra cultura Caribe el “mamagallismo”, o la burla a lo establecido y lo convencional, cómo que le subió el volumen a la fanfarria que permitió al silencioso, pero mortal enemigo que se asentará a sus anchas
Y empezaron a caer familias enteras. Cada día son más. Cantidad de huérfanos, viudas y viudos. Familias enteras afectadas y los números siguen creciendo día a día. Y todavía no vemos nuestra fragilidad.
Algunos nos sentíamos protegidos porque observamos las recomendaciones. Pero somos frágiles y el enemigo es mortal. Eso me quedó claro en la sala de urgencias de la clínica donde me internaron para observación. El ver llegar gente joven, gente mayor, mujeres, hombres, uno tras otro, tras otro, sin parar hace que empieces a ganar perspectiva.
Aunque no quieras, escuchas las historias personales. Aunque no quieras, comprendes que la muchacha joven que estaba embarazada y que se llevaron a cuidados intensivos no regresará. Empiezas a escuchar las historias que dicen:” pero él estaba bien y se complicó” también “era un hombre joven, lástima que no lo logró”. Y tú luchas por ese respiro, por esa bocanada de aire. Y te sientes pequeño. Y tienes claridad qué estás entre las garras del monstruo.
Y la vida sigue. En algunos casos.
Para mí y para muchos otros la vida va a seguir para otros para otros no. La pregunta es ¿la vida va a seguir igual a como era antes de haber entrado al coliseo?
Lo importante, lo intrascendente.
Es curioso ver como de repente algunas cosas que eran importantes, eje central de la vida se convierten en intrascendentes. Su futilidad se hace evidente en medio de la arena, se levantan como plumas al aire, sin peso, y flotando te abandonan.
Es importante hacerse a un cedazo bien temprano en la vida para no perder tiempo ni recursos preciosos en cosas que a la postre, no valen la pena.
De cómo un virus otorga perspectiva.
En la fría madrugada la realidad te sacude. A solas con Dios, en medio del llanto callado que habla por ti, agradeces la vida, las personas que tienes a tu alrededor que forman tu familia, sea de sangre o de lazo. Reconoces tu emocionalidad, en medio del callado llanto que habla a gritos por ti. Sabes que no eres el mismo. Has tenido otra oportunidad. Has visto otros gladiadores quedar en la arena. Sabes que caerán muchos más, entre ellos, familiares y amigos. Pero tú has tenido otra oportunidad, otra bocanada de aire ¿A qué cosas o personas le darás sitio de honor en tu vida?
¿Qué soy yo para ti?
Pasando por tal vez el cuarto o quinto día más crítico de mi estado de salud, con un poco más de conciencia, aunque no de claridad agarro el teléfono celular que en obediencia a la orden de reposo impartido por los médicos había dejado de funcionar por dos días exactos.
Hago un intento. Lo enciendo y voilá, volvió a la vida. Empiezo a revisar. Paso por las diferentes conversaciones, miro las llamadas perdidas. En la medida en que mis dedos se deslizan a través de la pantalla y de los mensajes voy notando algo que ya comenté. Hago la diferencia entre lo importante y lo que no lo es tanto. De pronto en un arranque de lucidez empiezo a ver a través de esos mensajes lo que yo significo para esos remitentes. La gran mayoría de la gente no tenía conocimiento de en mi situación de salud. Vi con mis dedos el amor de muchas personas. Sentí su cariño en sus mensajes. También vi con claridad al otro grupo de corazones para los cuales represento algo diferente, que no podría ser llamado ni bueno ni malo.
Un bendito multinivel.
Vi muchas mascaras caer. Me sentí en medio de un bendito multinivel. Todos quieren mostrarte lo que tienen para ti, y como eso es lo único que necesitas para realizarte en la vida. Vi con claridad, y me pregunto cuántas veces lo he hecho yo, gente que no toca puertas, sino que las abre a puntapiés. Todos tienen la respuesta. Todos tienen lo que es mejor para ti. Y sin caer en el juego de los juicios, empiezan a aflorar las incongruencias e incoherencias. Nada despectivo ni ofensivo contra el respetable esquema de negocios del multinivel, del cual he sido parte por más de 15 años y que bien entendido y llevado es de las más dignificantes maneras de emprender. Pero hay gente inescrupulosa que hasta la fe la han convertido en multinivel.
Tu turno, ¿Qué eres, que has sido para mí?
Y empecé a pensar en lo que significas tú para mí. Tal vez estés dentro de mis contactos. Tal vez me sigues en el balcón de Jaime Ballestas en Facebook o solamente eres lector del blog. Me doy cuenta no tan solo lo que has sido para mí en este último año, sino la inmensa responsabilidad qué representa eso de aquí en adelante.
El haber recibido mensajes de gente que no conozco, de lugares tan lejanos de mi tierra como la Argentina. Personas que te comparten sus dudas, sus temores o sus esperanzas. Ustedes que se han convertido en esta comunidad que tiene 1000 y un rostros, que tiene esperanzas, sueños, anhelos y metas.
Gente de diferentes edades, de diferentes países. Desde Córdoba, en Argentina, pasando por Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, mucha gente en Venezuela y por supuesto en Colombia. Al norte desde Panamá y toda Centroamérica, México y Estados Unidos. Ya bastantes en Europa también.
Quiero decirles que seguimos en pie con este propósito de crecer juntos, de seguir compartiendo y ayudándonos en el crecimiento diario. No los conozco personalmente, pero lo llevo en el corazón y en cada bocanada de aire.
La Solidaridad. Una bocanada de aire fresco.
De las cosas más lindas que viví en estos días ha sido el apreciar la solidaridad existente entre un grupo de whatsapp de mis compañeros del bachillerato. Ese grupo se ha caracterizado a través de los 3 o 4 años en los cuales he sido parte de el por su diversidad. Hay gente callada que no participa mucho, como yo. Están los 3 o 4 que siempre tienen el toque del humor a flor de labios o de dedos, mas bien.
Están los dos o 3 que diariamente con sus oraciones de agradecimiento y palabras de inspiración desde diferentes tribunas de fe alientan el día a día de los integrantes del grupo y son esa bocanada de aire inspirador. No falta el que le echa leña al fuego para encender una que otra “inocente” tomadura de pelo. También está por supuesto el de los mensajes y vídeos subidos de tono y color.
Pero en momentos como este, lo que imperado es la solidaridad de un grupo de hermanos nacidos de diferentes madres. Todos pendientes de la salud, de los progresos de cada uno de los miembros. Cuando se ha conocido la necesidad de un auxilio económico la movilización ha sido inmediata. La palabra de aliento ha sido permanente, y los médicos del grupo han sido más que guardianes de la salud. Han sido ángeles que han procurado bienestar para los miembros. Jose T, mi agradecimiento especial para ti.
Qué hermoso ha sido presenciar la solidaridad de Sexto D
Un Dios misericordioso que todo lo ve y todo lo puede.
¿Y que te puedo decir aquí? ¿Lo crees? ¿Lo has experimentado en tu vida? ¿Lo has visto ejercer su misericordia en alguien cercano a ti? Dios no es, ni ha sido ajeno a nuestro sufrimiento. Este es un punto álgido, y no quiero embarcarme en controversia. Solo quiero expresar mi experiencia como receptor de esa misericordia.
Como tal vez ya sabes, tengo 61 años, con preexistencias y agravantes. Soy asmático, diabético, hipertenso, obeso y otras cuantas complicaciones que me colocan en la primera fila de los llamados a morir en la arena.
Pero sin ningún mérito ni acción de mi parte, contra todo pronóstico, ya en el centro del coliseo, sentí el abrazo de su mano protectora. Inexplicablemente, en medio de una neumonía crónica, interno en una clínica, rodeado de pacientes con más probabilidades de salir adelante con vida, era el único que no estaba atado a una bala de oxígeno.
Mi cuerpo respondió favorablemente al tratamiento. Vi a Dios actuar en mi vida, y en la de otros en esos momentos. No tengo respuesta para los que quieran saber porque la joven embarazada murió, o el joven padre no resistió y dejó atrás una viuda y dos huérfanos. Solo sé que, en su misericordia, Dios velará por ellos.
61 años de procrastinación.
En este punto pensaba que, al colocar la vida en una balanza, ¿será que han sido 61 años de procrastinar vivir? Estoy consciente que he tenido muchísimos momentos por los cuales estar agradecido de esta vida. Situaciones y vivencias, experiencias todas ellas de provecho. Bueno en su mayoría. También sé que he desperdiciado talento y oportunidades.
Si hago un balance puede resultar favorable. Podría decir que he cumplido en gran parte con el propósito con qué Dios me mando a servir. Pero no puedo dejar de pensar en la revisión que estoy o que debo hacer porque hoy más que nunca sé que, como el gladiador, solamente tengo este fragor de espadas que vivo hoy. Solamente tengo esta bocanada de aire que Dios en su infinita misericordia ha insuflado en mí. ¿Cómo procrastinar de aquí en adelante?
Gente buena y gente especial
Hay gente buena y hay gente sencillamente especial. En los momentos difíciles o de tensión se conoce la calidad de los materiales. Y también la gente. Estoy rodeado de gente buena, pero me sorprendió gratamente ver la cantidad de gente especial a mi alrededor.
Estoy agradecido hasta lo infinito con la gente con quien laboro. Desde el más pequeño hasta el más grande se hicieron presentes con sus mensajes, oraciones y voces de aliento. Son mi familia extendida. Están en mi corazón.
A Jeison, Eduard, Luis y a la doctora Manuela quienes me atendieron durante la hospitalización en casa, ¡muchísimas gracias! Hicieron mas que cumplir una labor. Su anhelada visita siempre trajo chispas de optimismo, alegría y voluntad de servicio. Los abrazo.
Doy gracias a Dios por mi círculo familiar, por mi esposa y mis hijos. Por mi hermano Gabriel y por su familia. Hace poco nació su nieto que ha traído aún mas alegría a ese hogar. A mi hermano Roberto y a María Clara, estamos unidos por una hermandad de más de 40 años.
Esto también pasará
Y como todo. Esto también pasará. Lo que no me gustaría sería que estas palabras que salen de mi corazón pasen desapercibidas. Si hay algo que te haya servido, tómalo. Y por favor, dedícate a vivir tu propósito, a cumplir tus metas, a vivir tu esperanza y tus sueños con cada bocanada de aire que tomes. Recuerda que hoy también saludas al César. Hoy libras una batalla por tu vida. Que cada gota de sangre dentro de ti cuente. Y te impulse a vivir con intensidad. Lleva los laureles con orgullo sobre tus sienes. Vivirás entonces, satisfecho.
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Me alegra que estés bien y así seguir disfrutando artículos como el de hoy que invitan a la reflexión / acción
Excelentes reflexiones, impactan tus comentarios de la experiencia vivida. A muchos nos ayudara a aceptar la voluntad de Dios.
Apreciado Gladiador:
Emocionado hasta las lágrimas por tus reflexiones. La lucha diaria por la vida se sobrelleva con solidaridad y alteridad, reconociendo que, en el servicio a los otros dignificamos nuestra existencia.
La voluntad de Dios actua en sus buenos hijos en circunstancias inesperadas, es lo que se llama MILAGRO.
Dios te siga mirando con bondad.
Amén Edgar. de acuerdo en tu apreciación. El servicio, sin duda, nos dignifica. En cuanto al milagro, Dios me sorprende nuevamente con su favor. Y con el tesoro de los amigos como tú, que con sus aportes nos ayudan a crecer. Recibe un abrazo fraterno.
Buenas tardes Señor Jaime!
¡Su escrito me ha llegado al alma!
Primero, quiero expresarle que me alegra en gran manera saber que ha superado esta dura prueba.
He visto muchos estados de personas pidiendo un poco de empatía y solidaridad hacia sus familiares convalecientes con este monstruo invisible pero que cuando te toca, se hace sentir. Me puse a pensar en que definitivamente podemos ser solidarios y donar un poco de plasma, pero, ¡en lo que concierne al oxígeno quedamos atados de manos!
Hoy pienso en el valor de una sola inhalación de oxígeno, algo tan común y natural que la mayor parte del tiempo pasa desapercibido pero que definitivamente es nuestro combustible y debemos valorar.
No me queda más que agradecer al Altísimo por cada bocanada de aire que inhalo, por permitirme seguir en la lucha, por cada día de vida recibido, ya de nuestra parte queda darle valía y vivirlo como si fuera el último.
Finalmente, debemos seguir orando y cuidándonos de este enemigo invisible.
Bendiciones.
compartí contigo es el hecho de sentirse ignorado por personas de las que esperábamos un saludo. Pero algo que he aprendido es que en estos momentos cada quien está enfrentado distintas situaciones y no debemos tomarnos personal el hecho de no recibir un saludo.
Bendiciones y años de salud para toda la familia.
Así es. Otra cosa que aprendí es que cada uno está inmerso en su propio mundo, tal como yo también lo he estado. Entednder a los demás, es la lección.